Cuando nos dirigimos a un grupo debemos ser capaces de adaptarnos a las necesidades del mismo. Tenemos que saber aprovechar el espacio y material del que disponemos para controlar el grupo lo mejor posible, según la situación lo requiera.
Por ejemplo si nos vamos a dirigir a un grupo de corta edad, y deseamos que nos atiendan lo máximo posible debemos centrar su atención sobre nosotros. Esto lo podemos conseguir haciendo que todo miren hacia nosotros formando un círculo o semi-círculo preferiblemente. De esta manera intentamos eliminar el resto de estímulos que pueda haber en este espacio.
Lo más importante es saber adaptarnos al grupo con el que estamos trabajando. Por ejemplo si los niños son muy pequeños y los colocamos en círculo perderemos el control de la parte del grupo que este a nuestra espalda. Por esto es mejor colocarlos en posición de semi-círculo. Pero si el grupo es de mayor edad o estamos trabajando con un equipo de deportistas si podríamos despreocuparnos de no tener a la vista a parte del grupo. En estos casos igual es primordial que la información que vamos a dar la escuchen todos los miembros del grupo y en posición circular todos los receptores estarán más cerca de nosotros.